Hay hábitos en el día a día que brincan como el perro del vecino asomándose a tu jardín, brincan para los extranjeros que vivimos en España. Es un constante descubrimiento que va desde los días feriados, las fiestas, las actividades de domingo, la comida, hasta el trato, el tono y la forma de relacionarse, de socializar. Y mientras hay hábitos que no dan tregua, porque se imponen y no te dejan negociar, como que el domingo todo está cerrado, hay otros que se ponen de pechito para que los abraces, como el pan con tomate.
De esto hablo en Una Mexicana en España con Tira Miller en Cope Radio Barcelona y AQUÍ puedes escuchar el audio.
Hábitos made in Spain
- Caminar. En Barcelona, por ejemplo, si quiero ir de Nou Barris (montaña) a la Barceloneta (playa) caminando, llegó en 1 hora con 30 minutos, 40 minutos en bicicleta; supongamos que vamos con pereza, dos horas. ¡Dos horas y voy de montaña a mar! Además, las ciudades están diseñadas para ello, desde buena nomenclatura, aceras, y hasta bancos en el camino por si quieres descansar un poco; es común caminar 15 o 30 minutos para ir de un punto a otro, es muy fácil optar por caminar, y aquí lo tienen muy bien asumido, la gente caminar.
- Hacer la compra en sábado. De lo más duro. Mi actitud es otra en este día de la semana. No es viernes, que seguramente trabajaré en el mejor de los casos, mediodía, y tampoco es domingo, que como el lunes me levanto temprano, intento no desvelarme. ¡Sábado! ¿Qué pasa? En España los domingos todo está cerrado, como es habitual y culturalmente asumido. ¿Cuándo creen que hago la compra?
- La hora de la comida. Hay un lugar en Tijuana que me gusta muchísimo, una fonda, y tiene otro nombre pero para muchos es el 24 horas, ahí puedo comerme un rico caldo de res a cualquier hora, en cualquier época del año, sola o en grupo. Recuerdo cuando visité Aviles, en Asturias, llegaba de Oviedo en autobús más o menos a las dos de la tarde. ¡Pueblo fantasma! ¡No lo podía creer! Y así en la gran mayoría de las ciudades españolas porque de dos a cuatro de la tarde todos están comiendo. ¿A qué hora creen que como todos los días esté donde esté?
- La persiana. No sé quién las inventó pero no quiero saberlo. Está en todas las casas, en los hoteles, los hostales, ni los cuartos de interior de los pisos se salvan. Reconozco que me incomoda tanta oscuridad, sí, creo en los monstruos debajo de la cama y dentro del armario, pero es que bajarlas realmente te deja en total oscuridad, de esas que instintivamente te provoca abrir más los ojos. Pero, si quiero dormir sin importar la hora que debo de levantarme ¡Gracias señor inventor de las persianas!
- La puntualidad. Tuve un jefe de trabajo que según él era muy puntual, y digo según él porque llegaba 10 o 15 minutos antes de la hora pactada, y me molesta mucho que no me diera tregua, ni siquiera para demostrar que sí soy puntual, así que un día le dije: ¡Llegar antes también es impuntualidad! Pero parece que en España todos tienen muy claro qué es puntualidad, no hay interpretaciones. Para mi es sorprendente que se cita a las dos de la tarde y llegan a las dos de la tarde, al menos la mayoría de la gente; y en el peor de los casos, llaman o se reportan con un mensaje cuando saben que no llegaran a tiempo, no lo hacen cuando ya han pasado diez minutos de la hora pactada. No, no he logrado ser puntual, pero sí me he ido acercando a lo más parecido, al punto que, cuando regreso a casa, todos me parecen unos impuntuales irrespetuosos de los tiempos de los demás.
Este tema fácilmente podría tener otro capítulo, porque incluiría el café después de comer, comer con pan, subir las escaleras del metro y hacerme a la derecha para dejar pasar a los que quieren subir caminando, caminar por la derecha, tender la ropa en el balcón porque no es común tener secadora, ir a la compra con un carrito, quedar para tomar café, comer con vino…